La mayoría de personas no tienen en su atlas ubicada la Isla de Pascua. Esta creación de la naturaleza situada a 3.600 kilómetros de Chile es encantadora.
Después de visitarla será difícil borrar esa experiencia de la mente.
Rapa Nui que significa islote grande o Te pito o te henua que traduce el ombligo del mundo, es otro nombre que adoptó la isla, que cautiva desde que se pisa el aeropuerto Mataveri.
La primera imagen que se queda en el rostro del turista es una sonrisa. Unas niñas vestidas con trajes típicos de la Polinesia reciben a los visitantes con un collar de flores.
Cuesta creer que en 182 kilómetros cuadrados, la extensión de la isla, este lugar en medio del Océano Pacífico sorprenda tanto.
Incluso se acaban los adjetivos para calificar un sitio al que le falta fama para ser declarado como una maravilla de la humanidad.
Un museo al aire libre
Rapa Nui es mucho más que los Moais, las estatuas monolíticas construidas en piedra volcánica que traducen el rostro vivo de los antepasados.
Pese a que son 900 las que se encuentran a lo largo del territorio, la isla tiene todo para cautivar a cualquier tipo de viajero.
Si le gusta el turismo de aventura hay diversos sitios para realizar caminatas ecológicas, bucear en uno de los mares más cristalinos del mundo con 75 metros de visibilidad desde la superficie y pescar.
Si quiere desconectarse, meditar, recargar energías y respirar un aire puro, solo basta con dirigirse a cualquiera de los tres volcanes para que su mirada se pierda en el azul profundo del mar.
Pero si disfruta de la historia, del arte y la mitología está en el lugar que es.
Pascua es un enigma por resolver. Después de que llegara la primera civilización en el año 1600, guiados por el rey Hotu Matu'a, proveniente de la Islas Marquesas, los habitantes construyeron un museo de puertas abiertas con imágenes que difícilmente se verán en otro lugar.
Cada recorrido por los sitios emblemáticos se convierte en una pintura que mezcla la belleza del paisaje con el misterio de figuras antiguas que miden cerca de 11 metros y pesan aproximadamente 7,5 toneladas.
Rano Raraku o la cantera es la fábrica de estos monolíticos. Allí se construían las figuras que después fueron transportadas alrededor de la isla.
¿Cómo lo hicieron?, es la pregunta que más responden los guías. No hay teorías ciertas, pero los antepasados cuentan que los Moais caminaban. Es decir que los movilizaban erguidos.
Pero ahí no para todo. Visitar a Orongo es una experiencia inolvidable. Esta ciudadela representó el nuevo orden territorial de la cultura Rapa Nui después de la guerra civil.
Allí se realizaban las competencias del hombre pájaro en la que se elegía al rey anual que gobernaría la isla antes de que se tuviera el primer contacto con occidente en 1722.
Un paraíso por descubrir
Si en sus planes está visitar lugares exóticos incluya a la Isla de Pascua.
Desde Santiago de Chile se llega en avión, vuelo que dura cinco horas. Sus habitantes hablan español aunque entre ellos sobrevive el rapa nui como idioma autóctono que enseñan a los niños en los colegios.
Como moneda oficial opera el peso chileno pero como su principal fuente es el turismo las compras se pueden hacer en dólares americanos.
Uno de los atractivos es la gastronomía. Allí se encuentran unas 150 especies marinas. Por la hotelería no se preocupe que hay para cada uno de los presupuestos. Más bien vaya preparado para quedar boquiabierto con tanta belleza.
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