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sábado, agosto 21, 2010

Acuerdo con el PC: el dilema en que Frei puso a la DC

Confiado quizás en esa suerte de inmunidad política que le da su calidad de ex presidente o de ex candidato, el senador Eduardo Frei, reapareció retomando un inesperado protagonismo político al emerger, nada menos, que como el “garante” del acuerdo que suscribió la Concertación con el Partido Comunista, conocido con el simbólico nombre de “Pacto de Penco”.

En apariencia, el compromiso no era otro que respaldar la decisión de los dirigentes de esa localidad de enfrentar unidos las elecciones municipales. Pero la intención parecía ser otra.

Las palabras del propio Frei en el acto, donde aplaudió la iniciativa como un “acuerdo político” que podría verse reeditado en otras comunas, fueron el primer indicio de que, tras la derrota que él encarnó, estaría disponible para ser el aval de la postura que propician sus socios de la Concertación de formar un frente común con la izquierda que les permita más fácilmente el retorno a La Moneda.

Y fue precisamente la actitud protagónica del senador DC la que le dio una especial connotación al acuerdo que fue ampliamente aplaudido por los máximos líderes tanto del Partido Socialista como del PPD -que lo calificaron como el inicio de un proceso irreversible-, mientras desde el PC, su presidente , Guillermo Teillier aludió directamente a que era el germen de un proceso de convergencia política entre todas las fuerzas de oposición para enfrentar unidos los próximos desafíos electorales.

Pero una reacción completamente distinta hubo en la Democracia Cristiana. En medio de sus elecciones internas, la postura oficial fue planteada por el actual presidente, diputado Juan Carlos Latorre, quien se limitó a manifestar que el “Pacto de Penco” respondía a una situación circunscrita únicamente a dicha comuna, en tanto desestimó, calificándola de política ficción, la idea de un candidato único sugerida por los comunistas.

Generando el desconcierto en algunos, pero sobre todo el malestar en otros, al interior de la DC aluden a que la actitud de Frei les planteó el problema de poner en la agenda un tema que no estaba entre sus prioridades discutir.

En los corridillos políticos de la DC prefieren no aventurar acerca de las razones que pueda tener el ex mandatario para aparecer impulsando un acuerdo que aparenta ser funcional a la tesis de quienes pretenden ampliar a la Concertación hacia la izquierda, que no es la que propicia al menos oficialmente su partido.

Con sorpresa se cuestionan, entre otras cosas, los acercamientos que ha tenido Frei con parlamentarios tanto del PS como del PPD con quienes ha coincidido en la posibilidad de que el “Pacto de Penco” se reedite en otras comunas.



El factor FARC

Fue en medio de estos movimientos cuando, de pronto -con el dossier de la Fiscalía colombiana que puso en el tapete los eventuales nexos del PC con las FARC- el tema adquirió una nueva dinámica, conminando a la DC a tener que enfrentar los emplazamientos que le han lanzado desde el oficialismo.

Es cierto que el episodio de las FARC planteó un nuevo escenario que los complicó. Pero en general, más que por la eventual colaboración de los comunistas criollos con la guerrilla colombiana -situación que consideran que tanto el gobierno como la fiscalía deben aclarar- lo que estimaron más complejo fue el reconocimiento por parte del propio Teillier de la existencia de nexos políticos e ideológicos, porque saben que ellos se dan en el contexto de la llamada Coordinadora Continental Bolivariana, que es el organismo político de los movimientos de la izquierda más ultra del continente.

Y es frente a esa confirmación, donde muchos dirigentes DC apuntan a que un acuerdo con los comunistas es inviable, porque es completamente contrario a su línea política internacional, marcada durante el último tiempo por una conducta de vanguardia en las críticas hacia el eje chavista o Cuba.

Fue en este escenario, donde quien se perfila como el más probable próximo presidente de la DC, el senador Ignacio Walker, decidió tomar distancia del PC.

Consciente de la responsabilidad que le espera, el parlamentario cerró la puerta, al menos para un acuerdo político. Junto con destacar que con los comunistas existen diferencias insalvables, reafirmó que la única política de alianzas de la DC es con la Concertación.

Comentario obligado, en todo caso, al interior de la colectividad es que, si se cumplen los pronósticos y Walker asume la conducción, el problema de los acuerdos con el PC será uno de los temas más complejos que deberá encarar.

Es que quizás una de sus principales convicciones es que el partido debe recuperar su perfil de centro, al punto que ha sostenido la tesis que abrirse a la izquierda sería simplemente “suicida”. Pero ello no sólo por una convicción ideológica o doctrinaria, sino porque percibe que es la única manera de impedir que los sectores medios se inclinen hacia el piñerismo, tal como está seguro que ocurrió en la última contienda electoral.

En este cuadro, el dilema que enfrentaría la directiva de Walker es que no tiene espacio ni posibilidades para emprender un camino propio, ni tampoco para caer seducidos ante posibles tentaciones de sectores del oficialismo por cierta afinidad ideológica que podrían compartir.

Tal como lo han reafirmado él y sus seguidores, el domicilio de la DC está en una coalición de centro izquierda que integren exclusivamente los mismos partidos que forman parte de la Concertación, donde ellos -eso sí- recuperen el papel de eje que tuvieron a comienzos de la década de los 90. Es la fórmula con que creen que podrían hacer de dique de contención a la fuga de los electores moderados hacia el piñerismo o lo que pueda constituir en el futuro una derecha moderna.

El problema es que tales expectativas topan con la postura que sostienen sus socios de la izquierda de la Concertación. Porque aun cuando los máximos dirigentes del Partido Socialista, como Osvaldo Andrade, o del PPD, Carolina Tohá, están en la línea de que debe cuidarse la relación con la DC, son partidarios –tanto por razones políticas, como electorales—de que la Concertación debe impulsar una convergencia hacia la izquierda representada por los comunistas.

Todo indica que es difícil que, en este panorama, la DC pueda tener la fuerza suficiente para imponer su tesis en la coalición, menos considerando que tampoco tiene consenso en el propio partido, donde los tradicionales sectores más cercanos a la izquierda, ahora tienen como garante al senador Eduardo Frei.

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4 comentarios:

  1. Anónimo12:00 p.m.

    la destruccion de la DC, gracias narigon por los favores concedidos....la derecha.

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  2. Anónimo1:31 p.m.

    con dirigentes como Frei, la DC esta sentenciada a la extincion, siendo asimilada por el socialismo.

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  3. Anónimo8:16 p.m.

    jajajjajaja.....Como lloran los derechistas,porque,la DC,sigue en La Concertacion de Centro Izquierda; junten mas lagrimas,para cuando volvamos a gobernar el 2014 !!! Chao llorones .

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  4. Anónimo1:59 a.m.

    Que bien quieren volver a robar descaradamente el 2014!!!
    Bien por ustedes pero estamos en 2010 todavia asi que sigue esperando!!
    Ademas se incluye para el 2014 el anonimo jajajaja como si alguno de sus lideres supiera tu nombre.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.