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sábado, enero 23, 2010

Más que una separación geográfica

El lunes la mañana, la presidenta de Chile que está terminando su mandato con índices históricos de popularidad y que hace cuatro años le ganó a Piñera la presidencia de la nación con un 53% de los votos, desayunó con el nuevo presidente electo, en el domicilio particular del triunfante.

Mientras escuchamos la acusación que Barbie es capitalista y que la Play Stations es un juego imperialista, tal vez para distraer la vista internacional de los cierres de supermercados, los controles de precios a manos del ejército y la apropiación de empresas privadas.

Mientras Aníbal trata a Mirtha de inculta e ignorante, y El Ministro Julio afirma que no le va a temblar el pulso para quedarse con Telecom, (la consigna es distraer la atención sobre el avasallamiento estatal al Banco Central). Pasando el macizo de Los Andes, se estaba desarrollando una escuela de civismo democrático.

A las pocas horas de cerrada la votación de la segunda vuelta, fue reconocido el triunfo del candidato de centro derecha hasta por su mismo contrincante. Eduardo Frei con gran dignidad concurrió acompañado de su mujer y sus hijas, al bunker de Piñera y felicitó al ganador. Sin pérdida de tiempo Michelle Bachelet efectuó su saludo telefónicamente.

Institucionalidad

Y para que no queden dudas de la importancia que tiene la institucionalidad a la mañana siguiente, a pocas horas de la victoria, la Presidenta del país trasandino, concurrió a la residencia del futuro presidente para comenzar a darle forma a la transición que culminará con la formalidad el 11 de marzo en el acto de asunción.

Los actos de grandeza de estos políticos pueden resultar extraños para nosotros que en los últimos años nos hemos acostumbrado al patoterismo pre y post electoral.

El 22 de febrero próximo se realizará en Cancún la Cumbre del Grupo de Río, en la cual Chile va a recibir la presidencia temporal. Bachelet invitó a Piñera (de signo contrario),
a que la acompañe a esa cita internacional.

Concertación sin poder

La Concertación debe dejar el poder después de veinte años de gobiernos que tuvieron como norte el crecimiento del país. Y no por eso están incendiando Chile para que el sucesor encuentre solo ruinas. Están anteponiendo el valor de las instituciones a los intereses político-partidarios. Solo falta esperar el comportamiento de la futura oposición en el parlamento. Piñera no va con mayoría propia, y por eso apuesta desde un comienzo a la unidad y al consenso

Uno de los pilares del sostenimiento del sistema democrático es la alternabilidad en el poder. El secreto es la consecución de las políticas que están en ejecución y adaptar los proyectos que están pendientes del gobierno saliente y que terminan favoreciendo al país. Lo problemático es que esta cuestión no es debidamente comprendida a veces.

Debe quedar claro que la alternancia en el poder no significa construir un estado cada cuatro años. Algunos países lo entienden así; esa es la diferencia. Existe una conducta lineal en cuestiones de políticas de estado. Con el resultado electoral del domingo se dio un cambio político en Chile, pero que no parece traer aparejado cambios estructurales.

Voto de confianza

Luego de la trágica dictadura, la ciudadanía le dio a la izquierda un voto de confianza para llevar adelante un "mandato presidencial". Era lo que Chile necesitaba luego de Pinochet. Todo indica que ese mandato ya estaba caduco. Posiblemente la lectura del resultado electoral último sea que la sociedad hoy tiene otro mandato presidencial diferente y ven en Piñera la oportunidad de llevarlo adelante.

Argentina y Chile tienen tiempos históricos similares, comparten una posición geográfica, más de 5.100 kilómetros de frontera de norte a sur. Pero las diferencias se van acrecentando. Los chilenos se decidieron por el diálogo y la convivencia. Por la búsqueda de la moderación en las posiciones políticas. Por las tradiciones que no implican humillación.

El desayuno del lunes entre Bachelet y Piñera es una tradición que lleva más de noventa años. Nunca le prestamos atención. Hasta ahora.

La respuesta no es tan complicada. El nivel de bajeza política a la que se vio sometida en los últimos años nuestras competencias electorales nos cambió el eje. La agresividad verbal descontrolada, las denuncias de fraude, las acusaciones personales, el voto bolsón, la desacreditación pública de los candidatos. La duda sobre la legitimidad de un escrutinio, la degradación del espíritu democrático, eso y mucho más son la justificación para el asombro que nos invadió al ver la conducta de los contrincantes chilenos.

Idilio poselectoral

Seguramente este momento de idilio pos electoral en el país vecino no será eterno. Los problemas surgirán y marcarán las diferencias entre los polos de pensamiento, y con el ala dura de la derecha chilena que continua sostenida por un fuerte recuerdo pinochetista. Resta esperar que la misma fuerza que representa Piñera sea capaz de aplicar los anticuerpos necesarios para evitar dividir una sociedad en derechas e izquierdas. Hace poco Uruguay dio muestras de una civilizada sociedad preocupada por tener una buena transición democrática. Chile sigue el mismo camino. De un lado el Río de la Plata. Del otro la Cordillera de los Andes. A simple vista estos límites geográficos, se transforman en fronteras más profundas. Dividen algo más que dos países.

Por Patricia Lapegüe - Licenciada en Ciencias Políticas

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.