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sábado, febrero 17, 2007

Senamhi: Perú pierde agua debido a calentamiento global

A consecuencia del calentamiento global, Perú perdió en agua lo que equivale a diez años de abastecimiento de este recurso en todo Lima, según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).

William Gamarra Molina, presidente de Senamhi, explicó que el calentamiento global que sufre el planeta provocó que en los últimos 30 años se perdiera el 22% de la superficie glaciar del país, el equivalente a diez años de abastecimiento de agua de la ciudad capital.

Tras cuatro años de investigación, estudio y análisis del desabastecimiento de agua, el Comité Nacional del Programa Hidrológico Internacional (Conaphi), anunció que a fines de este año presentará un informe sobre su trabajo, con la finalidad de iniciar las acciones concretas de prevención.

http://www.rpp.com.pe/portada/nacional/65923_1.php

Senamhi: Perú pierde agua debido a calentamiento global

A consecuencia del calentamiento global, Perú perdió en agua lo que equivale a diez años de abastecimiento de este recurso en todo Lima, según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).

William Gamarra Molina, presidente de Senamhi, explicó que el calentamiento global que sufre el planeta provocó que en los últimos 30 años se perdiera el 22% de la superficie glaciar del país, el equivalente a diez años de abastecimiento de agua de la ciudad capital.

Tras cuatro años de investigación, estudio y análisis del desabastecimiento de agua, el Comité Nacional del Programa Hidrológico Internacional (Conaphi), anunció que a fines de este año presentará un informe sobre su trabajo, con la finalidad de iniciar las acciones concretas de prevención.

http://www.rpp.com.pe/portada/nacional/65923_1.php

Peru: Anciana de 84 años confesó haber tenido sexo con un menor de edad

Georgie Audean Buoy , una anciana de 84 años, pasará 36 meses en prisión luego de confesar que tuvo relaciones sexuales con un niño de 11 años que estaba bajo su cuidado, anunció un fiscal del condado de Wasco, Oregon (Estados Unidos), informa la agencia de noticias AP.

La mujer dedicada a trabajos de voluntariado en una parroquia y en una cárcel del condado, fue acusada en un principio de seis cargos, incluido el intento de violación que sanciona con ocho años de cárcel.

La edad de la mujer y la ausencia de antecedentes penales propiciaron un acuerdo con los fiscales que, finalmente, la condena se redujera a 36 meses.

Según la fiscal adjunta de distrito del condado de Wasco, Leslie Wolf, en una confesión grabada, la anciana reconoció que tuvo sexo con el menor que estaba a su cuidado en el 2004.

Por ello, la octogenaria será registrada como una delincuente sexual una vez que cumpla su sentencia en una prisión de mujeres. Además deberá pagar una indemnización de 5.000 dólares a la víctima y 7.500 dólares para reponer los gastos de ayuda psicológica.

http://www.rpp.com.pe/portada/internacional/66006_1.php

A partir de los 12 años, los familiares explotan sexualmente a niños en Perú

Los familiares explotan sexualmente a niños de escasos recursos a partir de los 12 y 13 años en las ciudades de Lima, Loreto, Cuzco y Cajamarca, según un informe difundido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El texto llamado "Imperdonable. Estudio sobre la explotación sexual comercial de la infancia y la adolescencia en Perú" se realizó en base a 167 entrevistas a niños y adolescentes además de autoridades peruanas y clientes de los prostíbulos de menores.

De acuerdo al documento, la cuarta parte de los niños y niñas entrevistados reveló que se inició a los 12 y 13 años; mientras que el 60 por ciento empezó a los 14 y 15 años.

"Las víctimas de explotación sexual con fines de lucro no han nacido en su lugar de origen y han sido llevados por sus familiares a la capitales de departamento con engaños para entrar a trabajar a bares, hoteles y restaurantes que se dedican a la prostitución, indica el texto.

Así, el 35 por ciento de los encuestados reveló que fue "víctima de violación, en la mayoría de los casos por un familiar o amigo de la familia", antes de empezar en el negocio de explotación sexual.

En general, las víctimas de violencia sexual sufren otro tipo de maltratos como embarazos no deseados, maltrato físico y psicológico, expulsión escolar, drogadicción, y el olvido de las instituciones estatales.

El estudio de la OIT fue realizado entre 2004 y 2005 para generar información cualitativa sobre la explotación sexual.

"La explotación sexual comercial es un problema social que se agrava cada vez más en Perú, siendo las principales víctimas los niños, niñas y adolescentes de sectores pobres", señala una de las conclusiones del informe.

Además, se resalta que los explotadores de los niños "promueven" el consumo de drogas como alcohol y un pegamento químico de fuerte olor narcotizante conocido como "terokal" para "incrementar la independencia de los niños y niñas explotados sexualmente.

"Los niños no tienen información sobre planificación familiar, enfermedades transmitidas sexualmente y sida y no se perciben como una población vulnerable ante esas enfermedades", añadieron.

La investigación indica que los clientes explotadores son personas "comunes y corrientes" que justifican su conducta con un lenguaje de doble moral "establecido por un enfoque machista de la propia sociedad".

Uno de los clientes de 35 años, con estudios superiores señaló: "a una chibola (niña) la puedes amoldar, le propones y ella dispone, no como una vieja que sabe las reglas… A una chibola tú le hablas y se puede llegar a sexo placentero sin mucha tarifa".

Se resalta que en Cuzco -principal ciudad turística del país- se usan a las niñas como atractivos sexuales para los clientes extranjeros que acuden a las discotecas y restaurantes y que en la selvática Loreto los niños se ofrecen sexualmente como parte de los paquetes de turismo.

Por último, la OIT refirió que el informe desvela "la indiferencia" de los entrevistados sobre la explotación sexual a menores que califican a las víctimas como "responsables" de su situación, señalando que ellas se ofrecen o eligen este tipo de vida.

http://www.rpp.com.pe/portada/nacional/65965_1.php

jueves, febrero 15, 2007

Humala sobre Peru: Suscribir la Convención del Mar es traición a la Patria

El Perú no debe ratificar la Convención del Mar porque significaría entregar las 200 millas de mar territorial a las grandes transnacionales de la pesca que están codiciando nuestro mar, a cambio de una zona económica de 12 millas, sostuvo Ollanta Humala.

La Convención del Mar, agregó, no es un tratado que busca reglamentar la delimitación marítima, sino un instrumento que engloba una serie de disposiciones del Derecho Internacional Marítimo, con la finalidad de explotar los polimetales de los fondos marinos.

Respecto a la posibilidad de acudir a este fuero para conseguir la pendiente delimitación fronteriza con Chile, señaló que por allí no va el camino porque según su normativa, si una de las partes tiene derechos históricos adquiridos, como los que invoca Chile con los acuerdos pesqueros de 1952 y 54, simplemente no resuelve nada.
“Hay que denunciar que la posición oficial de la Cancillería es suscribir la Convención del Mar y eso sería un acto de traición a la Patria, porque significaría legalizar la pretensión chilena de apropiarse de una porción de nuestro territorial, porque supuestamente tenemos en los acuerdos pesqueros un tratado de demarcación limítrofe fronteriza”, dijo.

http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LRPolitica05&td=15&tm=02&ta=2007

Pérez de Cuéllar firmó dos acuerdos favorables a Chile en diferendo marítimo, la traición vino con dos Notas Reversales

El 22 de noviembre del 2005, cuando el hoy mandatario Alan García era candidato presidencial por el APRA, afirmó que en caso llegara a Palacio de Gobierno sería necesario 'hacer una revisión de quiénes son los funcionarios que aceptaron el límite marítimo que pretende Chile, es decir, el paralelo (ecuatorial), quiénes son esos funcionarios que ignoraron los intereses del país'.

El golpe fue dirigido directamente al ex presidente del Consejo de Ministros del gobierno de transición y ex canciller, Javier Pérez de Cuéllar. El líder aprista afirmó, además, que hechos como ese 'no se dicen ni se quieren aceptar porque de por medio hay personas respetabilísimas'.

Alan García enrostraba directamente al también ex secretario general de Naciones Unidas, asegurando que había firmado una carta reservada con Chile en la cual aceptaba el límite marítimo defendido por este país, en desmedro de los intereses del Perú.

Esta intervención fue crucial y decisiva en el debate que se vivía en ese momento sobre la Convención del Mar (Convemar), donde García Pérez se opuso al interés que tenía el gobierno de Alejandro Toledo de suscribir dicho tratado, al cual ya se habían adherido en diciembre del 2000 los que manejaron el gobierno transitorio, es decir Valentín Paniagua y su canciller Pérez de Cuéllar.

'Suscribirla sería incurrir en una infracción constitucional y si se firma, generaría un condominio marítimo contra el país', recalcó García Pérez, fijando la posición de su partido frente al delicado tema del diferendo marítimo con Chile.

La Cancillería de entonces, bajo el mando de Oscar Maúrtua de la Romaña, en el tramo final de la administración Toledo, guardó mutismo y lo propio hizo Pérez de Cuéllar.

Empero, en círculos diplomáticos la grave imputación cobró fuerza porque se empezó a aclarar que no era una carta, como sostuvo Alan García, sino dos Notas Reversales diplomáticas rubricadas por Pérez de Cuéllar entre 1968 y 1969, donde acepta los límites que Chile sostiene desde 1954, cuando se firma el convenio de pesquería, junto con Ecuador, ratificado por el Congreso peruano en mayo de 1955.

Es de subrayar que esas dos Notas Reversales hasta ahora se mantienen como secreto de Estado. Pero el periodista César Hildebrandt los reveló en uno de sus programas de la estación televisiva Frecuencia Latina, señalando la grave responsabilidad del allanamiento de Pérez de Cuéllar y la diplomacia de Torre Tagle a favor de Chile.

Decisión de Estado

El 19 de diciembre, casi un mes después de la tremenda imputación, Pérez de Cuéllar reaccionó y acusó a Alan García de darle importancia a ese tema solo 'por razones políticas'. Agregó que 'en ese momento a nosotros lo que nos interesaba era el respeto a los tratados, porque teníamos problemas con el Ecuador que ya no existen'. (Ver La Primera del 20/12/2005).

Para redondear su defensa, confirmó que la firma que él hizo de las dos Notas Reversales no fue una decisión suya, sino de Estado. Es de suponer que fue en el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, que se mantuvo en la Casa de Pizarro hasta el 3 de octubre de 1968, fecha en que fue depuesto por el golpe militar del general Juan Velasco Alvarado.

Estamos hablando del mismo Velasco Alvarado a quien juramentó Pérez de Cuéllar, manteniéndose en el cargo de secretario general de la Cancillería en el régimen de facto, para luego ser el primer embajador del Perú en Moscú cuando aún existía la Unión Soviética.

Limitación y delimitación

Hagamos también un poco de historia. En 1963, la Marina peruana le hizo llegar al gobierno de entonces sus duras apreciaciones respecto al convenio de pesca de 1954, denominado Convenio de Zona Especial Fronteriza Marítima, porque 'dejaba sin mar a Tacna' siendo, por tanto, inconveniente para la Nación.

Dicho convenio en su cláusula primera dice: 'Establécese una Zona especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países'. (La cursiva es nuestra).

Como hemos subrayado, ese acuerdo fue ratificado por el Congreso peruano mediante la Resolución Legislativa 12305, del 6 de agosto de 1955, y de esta manera quedaron establecidas dos afirmaciones: a) una zona especial de tolerancia pesquera de 10 millas de ancho a cada lado del paralelo, y b) la constitución del paralelo como límite marítimo entre los dos países.

Como se puede leer en estos textos, hubo pues limitación, al hablar en efecto de límites, pero no delimitación, porque esto último supondría cartografías y otros materiales de ingeniería marítima.

Pero hasta donde se sabe, nada de esto denuncia o endereza entre 1968 y 1969 Pérez de Cuellar, sino que firma las Notas Reversales en las que se produce la ratificación de esos documentos desfavorables para el Perú y que en la actualidad tienen carácter de 'secreto'.

Pero nada en este mundo es secreto de por vida. Tanto así que en una reunión privada en Torre Tagle, en abril del 2002, cuando la canciller chilena Soledad Alvear visita Lima y es condecorada por el ministro de Relaciones Exteriores de entonces, Diego García-Sayán, la titular de la diplomacia mapochina le hace recordar a Pérez de Cuéllar que no hay nada pendiente con el Perú en cuanto a límites marítimos porque él había firmado documentos que confirmaban la posición de Chile.

Alvear se refería a las Notas Reversales, dejando frío y estupefacto a Pérez de Cuéllar. Eran los días en que la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores debatía el pleito de los límites con el vecino sureño.

En esa y otras reuniones Pérez de Cuéllar ha guardado mutismo sobre el tema. Y esas notas siguen siendo más que 'reservadas'. Sobre el particular, el 7 de febrero del 2007, LA RAZóN ha solicitado a la Cancillería peruana, apelando a la Ley de Transparencia, la entrega de una copia de éstos y otros documentos suscritos con Chile, pero sus funcionarios han optado por un silencio absoluto. Mañana les contaremos, amigos lectores, cómo es que Pérez de Cuellar trató de salir de este atolladero desde años pretéritos. (Continuará).

Artículo original

miércoles, febrero 14, 2007

Antichilenismo esquizofrenico peruano

Nota: Este articulista dice que es Chile el obsesionado con Peru, pero basta mirar los medios chilenos para notar que en Chile practicamente no se escribe ni habla sobre Peru, algo absolutamente opuesto con la realidad peruana, donde Chile es un tema obsesivamente habitual. Por otro lado, es la tipica actitud del derrotado, que vive llorando sobre la leche derramada. Por ultimo, los peruanos -convenientemente- siempre omiten que ELLOS SE INVOLUCRARON EN UNA GUERRA EN LA QUE NO TENIAN NADA QUE VER (pero de la que probablemente fueron sus instigadores), APOYANDO A BOLIVIA EN LA VIOLACION DEL TRATADO DE LIMITES DE 1874 Y EN LA QUE FUERON DERROTADOS. DEBERIAN ASUMIR SUS PROPIOS ERRORES PASADOS ANTES DE SALIR A VICTIMIZARSE Y APUNTAR SU DEDO CONTRA UN PAIS (CHILE) QUE HA TENIDO QUE SOSTENER DOS GUERRAS CONTRA DOS PAISES ALIADOS EN SU CONTRA (PERU Y BOLIVIA). Ademas, la odiosidad peruana (que el autor niega) es palpable en su propio articulo (basta tambien apreciar las portadas de los diarios peruanos).

Constantes históricas en el comportamiento vecinal de Chile Toda reconciliación solo es posible cuando el agresor muestra propósito de enmienda


Se debe exigir a Chile que, sin mayor dilación, proceda a la rectificación histórica brindando las disculpas debidas y otorgando las reparaciones del caso por las atrocidades cometidas durante la invasión usurpadora de 1879 y con posterioridad hasta 1929, incluyendo la compensación a los peruanos de Arica y parte de Tacna por sus propiedades privadas arrebatadas.

Lo que sigue es un texto premonitorio sobre el actual diferendo limítrofe con Chile, que fuera publicado por LA RAZÓN el 10 de mayo de 2005. Está plenamente vigente sobre cómo es que Chile ve al Perú como su enemigo natural, mientras en estas tierras un sector del empresariado le gusta ver al país mapocho como su aliado, y algunos "expertos" en Cancillería y Defensa trabajan en su favor. Por eso lo reproducimos (NdR).

El teorema geopolítico que los peruanos deben tener siempre presente es que Chile ha visto al Perú, históricamente, como su enemigo natural. Y hacen muy mal los panegiristas del entendimiento y la cooperación vecinal en olvidar, soslayar o edulcorar este hecho irrebatible que es, además, inconmovible, por lo menos mientras siga vigente la concepción del Estado-nación. No es esto, obviamente, un reflejo de perdedor, como se ha atrevido a decir un peruano de última hora, a causa sin duda de una reflexión indigesta provocada por su conocimiento superficial de nuestra historia. No. Ese teorema fluye fácilmente del análisis del comportamiento histórico de Chile con respecto al Perú y nos da la pauta de cómo es menester actuar, porque nunca es tarde, para que por fin podamos encarrilar las relaciones vecinales sobre un terreno común de mutuo respeto y ventajas recíprocas.

Antes y después de su existencia como república, Chile ha visto al Perú como una amenaza y, por lo mismo, ha sabido encontrar su razón de ser a sus expensas. Pero no ha sido el único. Simón Bolívar fue el primero en trazar un designio geopolítico avieso contra el Perú, epicentro ancestral de la gran nación andina (principalmente Perú, Bolivia y Ecuador), usurpando Guayaquil y creando luego Bolivia. De esta forma, fragmentó el espinazo andino y contrapuso por casi dos siglos a sus pueblos. Años más tarde, el comerciante de Valparaíso, Diego Portales, hizo el resto con un designio concordante, pero por el sur, a fin de mantener la dependencia del comercio peruano de los puertos chilenos. En suma, el Perú desde su nacimiento como república tuvo que hacer frente al embate de dos pretensiones geopolíticas adversas, por el norte y por el sur, además de la penetración amazónica del imperio brasileño. Situación altamente desventajosa de la que Chile supo aprovecharse con el tiempo para satisfacer sus propias ambiciones.

La usurpación territorial a resultas de la guerra victoriosa que libró Chile contra el Perú en 1879, con la interpósita acción de Bolivia y ayudado por el comportamiento claudicante, como en 1832, de gran parte de la casta política peruana, se tradujo en una serie de constantes en su comportamiento bilateral, cuyos resabios aún se notan hoy en día. Estas constantes en su comportamiento no son, por cierto, exclusivas de Chile. En puridad, son patrones comunes de comportamiento que sigue todo Estado agresor y usurpador, como se desprende de una rápida ojeada a la historia universal, en la medida que se trata de preservar lo usurpado y de erosionar cualquier intento de revancha. Es decir, están signadas por la codicia y el miedo, y su lógica subyace siempre en la fuerza, porque no hay otra forma de mantener lo ajeno. Por lo mismo, no estamos hablando de un comportamiento malicioso estático, sino dinámico, aunque en este caso siempre en función del Perú que representa el peligro a conjurar y mediatizar.

Antes de concluir la paz con Bolivia y obsesionado por su flagrante incumplimiento del Tratado de Ancón de 1883, Chile puso en marcha un reprobable proceso de chilenización en las provincias cautivas de Tacna y Arica con el deliberado propósito de expatriar o exterminar a la heroica resistencia de los peruanos ligados ancestralmente a esos territorios. Es decir, el usurpador efectuó el primer caso mundial de "political cleansing" en el siglo XX. Convergentemente, prejuzgó la solución al problema que generaban esas provincias cautivas, disponiendo de manera arbitraria el trazado del ferrocarril Arica-La Paz, sin parar mientes en usurpar para ese efecto una porción de la provincia de Tarata que no tenía por qué ser parte de la ocupación chilena, tal como lo revelo en mi libro "El Tratado de 1929. La otra historia." En fin, para ser breve, instigó la rivalidad del Ecuador y Colombia hacia el Perú mediante la venta subrepticia de armas y acuerdos secretos con esos países, en su afán de debilitar el accionar diplomático del Perú que tenía, también, que hacer frente por el norte a pretensiones amazónicas desmedidas por obra de Bolívar, sin contar la competencia por el Acre.

Una vez que suscribió la paz con Bolivia en 1904, Chile se aprovechó del entredicho con el Perú que provocó Bolivia al rechazar el laudo arbitral del presidente argentino Figueroa Alcorta, para azuzar a ese país a la guerra e inclusive venderle armas. Por cierto, ayudaba indirectamente a esta manipulación interesada del vecino del sur el hecho que el Perú accediera al siglo XX con una casta política visiblemente mediocre e incapaz de poner fin al desgobierno y de acometer con resolución la solución definitiva de algunos de los diferendos limítrofes que se mantenía con los cinco países fronterizos.

Cuando el presidente Augusto B. Leguía, el único estadista que ha tenido realmente el Perú con prescindencia de sus maneras dictatoriales, zanjó definitivamente en setiembre de 1909 las fronteras con Brasil y Bolivia, tras una faena negociadora histórica de tres semanas, la diplomacia chilena buscó arrinconar al Perú exacerbando otra vez las pretensiones de Ecuador y Colombia, mientras se esforzaba inescrupulosamente por consolidar sus posiciones en Tacna y Arica. Basta traer a colación en abono de este aserto la tensión bélica que vivió el Perú en la segunda década del siglo XX, en el frente amazónico, con incidentes como el de "La Pedrera", o la ruptura de relaciones diplomáticas y consulares con Chile, entre otros. Mas, fue otra vez Leguía quien logró romper la secular inteligencia colombo-ecuatoriana con el Tratado Salomón-Lozano, cuyo efecto inmediato fue malquistar entre sí a esos dos países que en 1916 se habían repartido a su regalado gusto la margen izquierda del río Marañón-Amazonas, disponiendo sin ir muy lejos de la precaria posesión peruana en Leticia. Asimismo, fue Leguía quien zanjó en 1929 de manera definitiva la dolorosa cuestión de las provincias cautivas, logrando el regreso de Tacna a la heredad nacional, aunque parcialmente mutilada por culpa de la propensión usurpadora de los chilenos, como lo prueban las azufreras de Tacora, ahora en poder de Chile y arrancadas al Perú en la hora undécima.

A partir de ese momento, 1929, reducidas las aristas de confrontación del Perú, el interés de la diplomacia chilena se centró, como es lógico suponer, en soliviantar al Ecuador, único país con el cual el Perú mantenía un diferendo limítrofe, como mejor manera de complicar el accionar diplomático de Torre Tagle que debía, además, procurar la plena y satisfactoria ejecución del Tratado Rada Gamio-Figueroa Larraín. Tras el conflicto del Zarumilla en 1941 y producido el cese de fuego, como lo detallo en mi libro "La negociación del Protocolo de 1942: mitos y realidades", la diplomacia chilena buscó afanosamente con el apoyo del Ecuador, sumarse al trío de Estados (Argentina, Brasil y Estados Unidos) que por años venían ejerciendo sus buenos oficios para resolver la controversia limítrofe. No fue, dentro de este contexto, un gesto altruista ni desinteresado de Chile; sino una previsible maniobra, íntimamente ligada a sus pretensiones portuarias en el Pacífico (no obstante mediar condiciones geográficas adversas) que lo obligaban a poner cortapisas a la ejecución del artículo 5° relacionado con el muelle de atraque a favor del Perú para así reducir a la nada la ventaja arrancada por Leguía al final de la negociación en 1929.

Por eso, la venta de municiones y armamentos que hizo Chile al Ecuador en 1995, en plena guerra del Cenepa, no fue un hecho casual o accidental. Nada de eso, fue una acción deliberada propia de quienes actúan con mentalidad usurpadora. Y si un japonés sin raíces peruanas no le dio en ese entonces la importancia debida, esto no inhibe de responsabilidad a quienes ejecutaron por esos días la política exterior del Perú. Porque si en el caso de Argentina se ha llegado a determinar que hubo una operación delictiva, conducida clandestinamente, de allí el juicio al que fueron sometidos los responsables; en el caso de Chile fue una acción consentida por su propio gobierno, y esto es lo grave, al punto que a nadie en ese país se le haya juzgado por ese hecho protervo y felón, una vez puesto en evidencia.

La vinculación de su ambiguo papel de garante con la plena ejecución del artículo 5° del Tratado de 1929 queda evidenciada cuando al año siguiente de haberse concluido la paz con el Ecuador, en 1999, Chile concluyó con el Perú un Acta de Ejecución destinada a cerrar la controversia portuaria que fue la que mayores dificultades creó durante la negociación del tratado entre noviembre de 1928 y mayo de 1929. Como era de esperarse, el Perú estuvo lejos de obtener en 1999 lo que Chile propuso originalmente al presidente Leguía, si se compara el imponente muelle atribuido al Perú que figuraba en el plano del desarrollo portuario de Arica entregado por el embajador chileno Figueroa Larraín al mandatario peruano, en mayo de 1929, con el inútil y dependiente mini-atracadero situado fuera del marco original de la bahía de Arica que hoy se considera como el "muelle" peruano (véase los anexos de mi libro sobre el Tratado de 1929).

Sin embargo, en honor a la verdad, no fue éste un logro reciente de la diplomacia chilena, pues ya en 1964 y más tarde en noviembre de 1985, Chile había sentado mañosamente las bases de esa nueva usurpación, una vez que el taimado Ríos Gallardo intuyó en la década de los cincuentas que el Perú había perdido el plano entregado a Leguía y, por lo tanto, la diplomacia peruana desconocía ese importante compromiso. Claro que lo mismo no puede decirse de quienes negociaron el Acta de Ejecución, por cuanto quien esto escribe exhumó literalmente dicho mapa del archivo central de Torre Tagle a fines de 1998, tras casi setenta años de haber sido ignorado. Ergo, hay responsabilidad histórica por parte de quienes en 1999 transigieron con la arremetida chilena a sabiendas de que hacía trampa. Es más, hay razón para preguntarse si no era mejor reabrir las negociaciones en materia de ejecución del artículo 5°, justamente porque existía, además, el problema colateral de la delimitación de la frontera marítima con Chile, en el cual la mentalidad usurpadora amenazaba inclusive con apropiarse del pequeño triángulo de playa situado al norte del arco que sigue la línea limítrofe y, por ende, peruano.

Para recapitular, ha sido la lógica implacable del teorema geopolítico enunciado al inicio de este artículo, la que explicaría la persistencia por parte de Chile en la observancia de esas constantes de comportamiento en su relación con el Perú. Aparte de ser muy redituable en términos territoriales, le ha permitido guardar coherencia en su accionar, al margen del carácter civil o militar de sus sucesivos gobiernos, dar continuidad a su diplomacia y ha hecho previsible su proyección geopolítica. Obsesionados como siguen con ese enemigo natural, algo que no ocurre en el Perú en que a un sector de la burguesía le gusta ver a Chile como su aliado, el miedo a la revancha es un fantasma omnipresente en los chilenos, como igualmente lo es la gran amenaza que supone la reconstitución de la gran nación andina.

De allí que la diplomacia chilena haga ahora todo lo posible por profundizar la división entre los pueblos andinos (echarle la culpa al Perú en la solución de la aspiración marítima de Bolivia, en virtud de la cláusula cerrojo de su autoría incluida en el Protocolo Complementario, es un ejemplo de ello), puesto que ha descubierto que si quiere mantener cierta supremacía en esta parte de mundo, vale decir asegurar su supervivencia, no tiene más remedio, ante la imposibilidad de nuevas guerras de conquista, que transformar al Perú y Bolivia, por lo menos en el corto y mediano plazo, en su hinterland vital habida cuenta de la clamorosa carencia que adolece su tripa territorial de recursos energéticos, hídricos y los limites asfixiantes de su diversidad biológica. Y es aquí cuando el Perú debe imaginar, concebir e implementar una política de respuesta y contención igualmente duradera, ambiciosa y agresiva en diferentes planos, sobre la base del principio rector que en los tratos con el usurpador es éste quien tiene que hacer las concesiones y no al revés.

Desde este punto de vista, el problema de la delimitación marítima debe involucrar a los Estados Unidos como árbitro por haber puesto Chile en tela de juicio el punto final de la frontera terrestre que es hacia abajo en el sentido del arco, y no del paralelo geográfico. Asimismo, se debe reglamentar de conformidad con las disposiciones constitucionales sobre seguridad y defensa la penetración chilena en el sector terciario, principalmente de los servicios, teniendo en cuenta los riesgos que entraña esa mentalidad usurpadora del hinterland. No deja de ser paradójico que Chile figure como un exportador mundial de maderas tropicales sin tener selva. Tampoco parece lógico que el Perú venda gas a Chile para atender las necesidades energéticas de los territorios que fueron usurpados, salvo que pague el doble o le vendamos, mejor, energía eléctrica. En fin, antes de poner una serie de etcs., se debe exigir a Chile que, sin mayor dilación, proceda a la rectificación histórica brindando las disculpas debidas y otorgando las reparaciones del caso por las atrocidades cometidas durante la invasión usurpadora de 1879 y con posterioridad hasta 1929, incluyendo la compensación a los peruanos de Arica y parte de Tacna por sus propiedades privadas arrebatadas, la edición de libros de historia que pinten los hechos tal como ocurrieron para escarnio de sus llamados héroes, la supresión del homenaje a sus glorias nacionales porque eso es una afrenta para el Perú (sobre todo en el Morro de Arica), y la devolución de lo robado. Pues no hay peor injuria que la subliminal, como lo ha demostrado ese infamante vídeo de Lan, obra de imberbes. En Europa solo se ha podido hablar de reconciliación una vez que los agresores han hecho propósito de enmienda y han reivindicado la dignidad de los pueblos ofendidos.

Por último, sin ser menos importante, en cuanto al objetivo de la reconstitución de la gran nación andina, que es lo que aterra a los chilenos, éste solo podrá ver la luz si los prolíficos pueblos andinos en los tres países involucrados ponen el sincretismo histórico al servicio del mandato telúrico.

*Embajador, autor de los libros "El Protocolo de 1942: mitos y realidades." (Academia Diplomática del Perú, 1997), "El Tratado de 1929. La otra historia." (Congreso de la República, 2000), y "Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar.- Tomo I: La usurpación de Guayaquil", entre otros.

http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LREspecial01&td=14&tm=02&ta=2007

domingo, febrero 11, 2007

Las concesiones en Chile

Chile es un país situado al suroeste de América del Sur, conformado por una larga y estrecha franja de tierra conocida como Chile Continental, situada entre el océano Pacífico y la cordillera de Los Andes, cuyos países limítrofes (Perú, Bolivia y Argentina), le delimitan un territorio de 756,950 km2.

Es considerado como un país tricontinental, por su presencia en Suramérica, Oceanía y la Antártida, ya que posee territorios insulares en el océano Pacífico como el archipiélago Juan Fernández, la isla de Pascua en la Polinesia, y el territorio Chileno Antártico (en reclamación); es un estado democrático de carácter presidencialista.

¿Por qué y para qué una ley de concesiones?¿Cuáles han sido los beneficios que ha obtenido la sociedad chilena a partir de los 90?

Como en todos los países de Latinoamérica, el estado chileno era hasta finales de los 80 el responsable de invertir, ejecutar, construir y administrar las obras de infraestructura: carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, embalses y caminos.

Según el Ministerio de Obras Públicas (MOP), en su informe sobre el sistema de concesiones en Chile 1990-2003, las necesidades de inversión en infraestructura de 1995 al 2000 eran de US$11 mil millones, en caminos y carreteras interurbanas, vialidad urbana, equipamiento público y agua potable, tratamiento de agua potable y residuales, aeropuertos, riego, transporte público, infraestructura carcelaria y hospitales.

Como el Estado no estaba en capacidad económica de asumir estos niveles de inversión, los cuales llegaban apenas a US$300 millones anuales, las pérdidas de competitividad por año, expresada a través de la congestión en el tránsito, demoras en las carreteras y puertos, desgaste de los vehículos, daños físicos por accidentes, efectos sobre la salud y daños al transporte de frutas en los caminos deteriorados, representaba cerca de US$1,710 millones, según lo establece la Cámara Chilena de la Construcción en su informe de 1997.

Este déficit en infraestructuras y las consecuencias económicas para el estado chileno, fue resuelto mediante el sistema de concesiones de obras públicas, que incorporó recursos privados, mejoró la eficiencia en la producción y gestión de su infraestructura pública, descentralizó la producción y gestión de infraestructura, generó niveles de servicios que los usuarios estaban dispuestos a pagar, y liberó recursos públicos reorientados a proyectos y programas de alta rentabilidad social.

Para lograrlo, los chilenos durante los 90 se unificaron como sociedad y como clase política, en elaborar una normativa legal que ha hecho posible que los distintos modelos concesionales establecidos en el país, hayan permitido que de 1992 a la fecha el sector privado haya invertido más de 8 mil millones de dólares, y hoy en Chile se habla de la industria de las concesiones.

En poco más de una década, Chile ha transformado una infraestructura del tercer mundo en una del primer mundo, y hoy exhibe un moderno sistema de infraestructura que responde a las exigencias del desarrollo, según expresa Eduardo Frei Ruiz-Tagle, ex presidente de Chile (1994-2000).

Félix Bautista es ingeniero

http://www.elcaribecdn.com/articulo_multimedios.aspx?id=115364&guid=AAB20EA638D54F4C99653F1554EB97D1&Seccion=134
ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.