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martes, agosto 01, 2006

Chita la payasá, señor Presidente

Tomado de diario La Primera, Lima - Peru

Aconsejado por una manga de débiles mentales que encabeza el titular de Torre Tagle, el señor Presidente de la República se ha permitido invitar a la presidenta de Chile Michelle Bachelet al desfile militar de nuestro aniversario.

La señora Bachelet ha cantado el himno nacional del Perú y su similar peruano le ha agradecido el gesto.

Mientras la señora Bachelet aplaudía pasaban nuestras miserias rodadas por la pista de la avenida Brasil: piezas de artillería que no disparan, obuses sin repuestos, vehículos blindados decrépitos.

La señora Bachelet aplaudía y pasaban las tropas desatendidas como hace 120 años, el mismo ejército contuso de Arica, la misma fuerza armada que el señor Piérola, en su fase de miserable, maltrató y terminó de hundir en la más grande tragedia política de toda nuestra historia.

Sí, el mismo Piérola que Chile alentó y a veces financió para que nuestra vida política fuese más turbia y revuelta. Sí, el mismo Piérola que el doctor García admira sin conocer y juzga como turista.

Antes, la señora Bachelet había visitado al señor Villanueva del Campo, que es un chileno honorario por su distinguida señora esposa y un socialista latinoamericano unido a la señora Bachelet por el recuerdo de Salvador Allende.

Pero el socialismo chileno de hoy tiene a Allende en su lugar –es decir, el sarcófago– y a sus militares tan engreídos como en los mejores tiempos de Pinochet.

Y el socialismo chileno es tan militarista como la UDI porque en Chile el interés nacional no se discute sino que se acata con el instinto unitario y hormigueante que les ha dado tanto éxito y tanto territorio conquistado.

Chile tiene invertidos en el Perú alrededor de 4,500 millones de dólares. El Perú tiene algunos restaurantes y unos pocos comercios de escasa significación asentados en Chile.

Nuestras Fuerzas Armadas, robadas por un extranjero de origen nipón, negadas luego por un norteamericano de apellido Kuczynski, están en harapos y en estado de calamidad. No había por qué invitar a la señora Bachelet como testigo ocular de esa desvalidez.

Y es que la señora Bachelet no ha parado ni va a parar la carrera armamentista con que Chile quiere asegurar, por la fuerza si es necesario, su predominio en el Pacífico sur.

Mientras el tiempo y la ruina se encargan de derribar nuestras últimas fichas disuasivas, Chile, como lo acaba de recordar la revista Caretas, está pensando comprar otros 16 cazas-bombarderos F-16, aparte de los 28 que ya tiene.

Chile compra dos mil quinientos millones de dólares anuales en armas y repuestos.
Chile tiene tres veces nuestra flota de superficie y cuatro veces nuestra flota de submarinos.

Chile tiene tanques Leopard modernos y nosotros mantenemos nuestros acezantes T-54, cuya edad promedio es 34 años.

Chile no tiene problemas en la frontera patagónica. Chile no se preocupa por Bolivia. Chile se arma hasta los dientes, con Pinochet o Bachelet, no importa.

¿Por qué se arma Chile con esa asiduidad y esa visión de dominio estratégico del aire, del mar y de las fuerzas terrestres? Nadie quiere vengarse por el desastre de 1883.

Es bueno tener relaciones futuristas y limpias con quienes fueron nuestros enemigos acérrimos y nuestros asesinos y saqueadores en campaña. Es bueno olvidar.

Pero, entonces, ¿por qué Chile sigue armándose?
¿Y por qué Chile está tan interesado en que se le quite toda restricción a sus inversiones, lo que incluiría la posibilidad de meterse en algún manejo del Callao, el gran rival de Mejillones, el archirrival de Valparaíso, o en algún otro puerto de nuestra costa?

¿No le basta tener capitales dominantes en la luz eléctrica, casi monopolio comercial del aire, oligopolio en los grandes almacenes de comercio minorista?
Todo comenzó alguna vez con un poco de salitre en el sur olvidado del Perú, en el oeste deshabitado de Bolivia.

Ahora viene el doctor García y le saca las castañas al fuego a la distinguida señora Bachelet. Porque Chile tiene problemas económicos con Argentina por el gas que aumenta de precio, con Bolivia por el gas negado y con el petróleo que masivamente importa y que puede estropear los márgenes de su crecimiento.

Cuando la oposición jaquea en Santiago a la señora Bachelet porque Chile parece entrampado energéticamente, la presidenta viene a Lima y se mete en el bolsillo a su presidente. Faena tan fraterna no se había visto desde hacía muchos años.

Lo único que, modestamente, me interesa saber es qué le prometió García a Bachelet en materia de suministro de gas y qué garantía tenemos de que los capitales chilenos no entrarán por la rendija a nuestros puertos.

Ah, y también quisiera saber si el señor presidente García tuvo el coraje de preguntarle a su igual por qué Chile se sigue armando, contra quién se arma, con qué horizonte y por qué no acepta un tratado inmediato de desarme que exhiba sus magníficas intenciones de socio y amigo.

Ha sido, en todo caso, el más patético debut internacional de la nueva diplomacia aprista. El canciller Joselo saldrá a maullar en el canal de Ivcher, el más perrrruano de todos los perrrrrruanos. Claro que sí.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.