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viernes, febrero 03, 2006

Casinos: Pueblo chico infierno grande

Con 17 nuevos casinos, Chile pretende dejar atrás los últimos resabios de aquella vieja austeridad y el ancestral recato provinciano que consideraba el juego una lujuria. Las pampas, valles y montañas del país ahora se vestirán de neón, y enviciarse con las maquinitas o ganar mucho y perderlo todo en una ruleta será una oportunidad nueva para miles de familias.

Hasta ahora a nadie se le había ocurrido asociar los casinos a otra cosa que la codicia y la adrenalina, una adicción como cualquier otra, que generalmente termina mal. Los paraísos del juego, como Las Vegas, Atlantic City, Punta del Este, Mónaco o Praga, son tan famosos por el glamour como por la elegante corrupción que se nutre entre luces de colores, vedettes y edificios kitsch.

En Chile, sin embargo, los empresarios prometen financiar interesantes proyectos culturales, turísticos y arqueológicos, mientras los alcaldes se frotan las manos pensando en los ingresos municipales que crecerán, probablemente, como la espuma.

Fuertes pulsiones

El 11 de septiembre pasado llegó a Santiago un grupo de funcionarios del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Como en una visita de intercambio estudiantil, al día siguiente se instalaron en un rincón de Teatinos 120, donde funciona desde hace siete meses la Superintendencia de Casinos y Juego (SCJ) del Ministerio de Hacienda.

Como esta institución es la encargada de controlar un negocio con mala reputación, necesita proyectar una imagen clara y honrada de sí misma y del rubro que fiscaliza, no vaya alguien a pensar mal. En estos días, la SCJ está investigando cualquier ripio en alguna de las empresas que explosivamente respondieron al llamado para adjudicarse las licencias que otorga la ley promulgada en enero de este año.

Durante una semana, los expertos norteamericanos se dedicaron a cruzar su base de datos con la información que manejan los funcionarios de Hacienda. En esta etapa, los resguardos son relativos al origen del dinero, la solvencia de las sociedades y el pasado de todos los socios; todo lo cual debe ser, o por lo menos parecer, inmaculado. Es lo que oficialmente se llama “precalificación”.

El juego despierta fuertes pulsiones en las personas. El escritor ruso Fedor Dostoievski, jugador empedernido, se enriqueció y arruinó por lo menos dos veces en los casinos de Hamburgo, una de las mecas europeas del juego a fines del siglo XIX, y escribió una mal disimulada autobiografía en el libro “El jugador”, que vale la pena leer. Otro que sabe y describe una alucinación contagiosa es el chileno Roberto Brodsky, en su reciente novela “El arte de callar”.

Una buena cuota de ansiedad debe pasar por los estómagos de los inversionistas. Los dos primeros en saltar al ruedo fueron los hermanos Carlos y Humberto Fischer, que presentaron la inicial de las 61 propuestas el día 3 de junio, a las tres en punto de la tarde.

LA RULETA INTERNACIONAL

Los Fischer, nativos de la X Región, son dueños de la mitad de Aqua Chile, la salmonera más grande del país. Pero el germen de sus negocios está en el juego. En los años ’80 se instalaron con salones de videojuegos en Puerto Montt, una antesala que los llevó a compartir la concesión del casino de Puerto Varas con la familia Martínez, la más antigua en este negocio.

Los Martínez se adjudicaron en los años ’60 el casino de Viña del Mar, y ahora están apostando a instalar estos centros de cultura del azar también en Isla de Pascua y Chiloé.

A partir de junio del próximo año podrá empezar la construcción de los proyectos seleccionados. Por ahora, participan 48 propuestas. Ninguna región podrá sentirse marginada de este festín de inversión, que involucra más de 1.300 millones de dólares. Entre los puntos más debatidos en los siete años de discusión de la ley, estuvo la distancia entre casinos, que empezó en 100 kilómetros y terminó en 70.

Los hermanos Fischer compiten por Temuco, Valdivia, Coyhaique y Punta Arenas. En Temuco, la ciudad más pujante del sur, quieren instalarse los panameños de Latin Gaming (concesionarios de Arica), el holding estadounidense Thunderbird y la cadena catalana Cirsa, que domina el mercado español. En Chile se aliaron con la cadena de hoteles Radisson.

FILÁNTROPOS

La ley fija un límite de tres casinos por región. Ciertamente, las más apetecibles son la Segunda y la Sexta, donde el nivel de ingresos que tienen los mineros de Chuquicamata y El Teniente los convierte en presas privilegiadas.

Quién sabe si, gracias a los ingresos de los mineros, surgirán en el desierto fuentes de luces, lleguen las mejores minas de Argentina y Brasil y se parezca un poquito a Las Vegas.

El primer gran emprendimiento de Las Vegas fue una mole de concreto que imitaba un rancho y que costó el doble de lo planificado, en un proyecto donde hubo varios asesinados, y que fue financiado por la Cosa Nostra.

Alan Céspedes, de Latin Gaming, afirma que “en Rancagua está nuestro proyecto más ambicioso”. Competirán, entre otras, con la norteamericana Pinchale, que aspira a cinco concesiones y ya contrató la asesoría del estudio de Marco Cariola, de la consultora inmobiliaria Fitzroy, del abogado Jorge Carey (Renovación Nacional) y de la empresa de comunicación estratégica Burson & Marstellers.

LA BATALLA DE CALAMA

A primera vista, los casinos parecen una gran oportunidad de desarrollo en las provincias. De hecho, la iniciativa surgió en la Subsecretaría de Desarrollo Regional. “Vamos a privilegiar los proyectos en los que el casino sea sólo un anexo dentro de un proyecto turístico y cultural más grande y que dote de cierta infraestructura a zonas que no la tienen”, dice el superintendente Francisco Javier Leiva, que en estos días se encuentra recorriendo las regiones para reunirse con los gobiernos regionales.

Las intenciones de quienes participan en este proceso, además del instinto natural, es implementar una “industria del entretenimiento” que sirva también para fomentar el turismo y los espacios culturales.

En Antofagasta, por ejemplo, Thunderbird planea rescatar el muelle histórico de la ciudad en alianza con aquel otro gran benefactor cultural, el grupo Luksic.

“Chile tiene un potencial turístico en el norte. Tenemos la intención de refaccionar los vagones (del ferrocarril abandonado) y acondicionar los rieles para ofrecer recorridos turísticos entre Calama y Antofagasta que incluyen shows y paradas en el desierto”, adelanta Peter Lesar, gerente de operaciones de Thunderbird Chile.

Será sin duda interesante ver los decorados que estos convoyes del juego adoptarán para los shows. ¿Se vestirán de lila y rosa los vetustos vagones de madera que antaño transportaban mineral y mineros arrugados por el sol?

Los panameños de Lating Gaming prometen financiar una serie de actividades alrededor del patrimonio arqueológico que existe entre Calama y Copiapó, dos zonas de alto poder adquisitivo, y en donde el entretenimiento nocturno, hasta ahora, es más bien sórdido.

En Punta Arenas, los Fischer planean un jardín botánico. En Talcahuano, el grupo Valmar quiere construir un interactivo con especies marinas, una granja ecológica y una casa cultural con biblioteca, teatro y salas de exposiciones.

CASINOS POBRES

Frente a esta cara amable, igual resulta un poco descabellado pensar en un casino emplazado en ciertos lugares de economía muy precaria, como Pica y Mostazal.

El senador designado Ramón Vega (Fuerza Aérea) se opuso al proyecto argumentando que “los casinos no siempre traen progreso a las regiones; a veces pueden representar un foco de miseria”. Thomas Furst, accionista de Mall Plaza, grupo que podría operar en provincias junto a alguna de las empresas, concuerda: “Los casinos van a tentar a mucha gente de nivel medio que podría malgastar plata de las empresas y representar un riesgo para el consumo”, dijo a “La Tercera”.

Pero en Hualpén, comuna pobre de la VIII Región, el alcalde, Marcelo Rivera, se mostró a favor de los casinos: “Tenemos pleno derecho a competir con las otras regiones, necesitamos esos recursos”, dijo.

Las miradas que fruncen el ceño están puestas en Chiloé, donde Am Corp, de la familia Martínez, pretende levantar un casino en Castro, y también en Rapa Nui, en alianza con inversionistas locales. En la isla pascuina están que se van a las manos, con tres concejales que lo rechazan y tres que lo apoyan, junto al alcalde.

La iniciativa incluye un microcine, un anfiteatro al aire libre, un mercado gastronómico y otro de productos artesanales. Todo lo cual genera irritación en muchos. En una carta enviada esta semana a LND, 24 jóvenes rapanuis se oponen al casino. “Un turismo asociado a un casino es muy distinto al que existe y se necesita; de los miles de visitantes que llegan al año, la mayoría lo hace atraído por nuestras bellezas naturales y arqueológicas. Los casinos acarrean consigo corrupción, drogas y prostitución”.

El alcalde Petero Edmunds Paoa replica que los mismos objetores de hoy estuvieron antes contra la pavimentación de las calles.

En Iquique existe un casino y también un accesible mercado de microtráfico y prostitución alrededor. Según el superintendente de casinos, “es un problema de delincuencia que ellos tienen desde antes, y con esta ley es el modelo que queremos erradicar”.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.